En las lecturas de hoy, oímos hablar de tres encuentros transformadores con Dios. Isaías habla de una visión que tuvo de Dios. Su reacción inicial es de temor y toma conciencia de su debilidad. "¡Ay de mí, estoy condenado! Porque soy un hombre de labios impuros ... " Isaías siente entonces que ha sido purificado y se entrega al Señor. "Aquí estoy... ¡Envíame!" En la segunda lectura, Pablo recuerda su encuentro transformador con Cristo en el camino de Damasco y cómo pasó de ser un perseguidor de la Iglesia a ser un fiel seguidor del Señor. "Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no ha sido ineficaz". En el pasaje evangélico, Pedro queda sobrecogido por Cristo y la pesca milagrosa. Toma conciencia de su debilidad y de su misión. "Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador". Entonces Jesús dijo a Pedro, "No tengáis miedo; a partir de ahora seréis pescadores de hombres". Estos tres encuentros transformadores con Dios/Cristo sugieren que la Cuaresma puede proporcionarnos un encuentro personal con el Señor que puede ser transformador. La Cuaresma es una oportunidad para ponernos en presencia de Dios de una manera más intencionada. La Cuaresma consiste en tomarse tiempo para estar con Dios. La Cuaresma ofrece oportunidades para rezar y reflexionar. Hay oportunidades para la Misa y el Vía Crucis. Hay oportunidades para la Confesión y la Reconciliación. Tanto el estudio de las Escrituras como las series cuaresmales nos permiten escuchar la voz de Dios de una manera nueva. Como con Isaías, Pablo y Pedro, podemos darnos cuenta de lo menos que somos y de lo más que Dios nos llama a ser.
©2013 Eugene S. Ostrowski