En este símbolo, la mano del Padre Todopoderoso ofrece la "corona de la vida" a todos los hombres por los méritos de la cruz de Cristo. Una bella representación de este símbolo se encuentra en el ábside de Santa María Nova en Roma. Ya en el siglo III se representaba en la iglesia de San Pedro y San Marcelino de Roma a un mártir con una corona similar en la cabeza.
El laurel, por sus hojas siempre verdes y su aromática fragancia, es símbolo de la dicha celestial. Antiguamente, en los concursos públicos, el vencedor era coronado con laurel; el artista que destacaba en la música y el canto recibía una corona similar.